Una vez en Arriondas comienza la
aventura. Para quien no lo conoce el ascenso hasta “La Salgar”, en un día con bruma
pegajosa, puede pensar que se ha confundido, pero las indicaciones te aseguran
el destino. La claridad aumenta, como no podía ser de otra manera, al entrar en
Casa Marcial, para disfrutar de la cocina de Nacho Manzano.
El recinto resulta familiar, acogedor y
en un principio suficiente. Nos atrevemos con el Menú Gastronómico y empezamos
con los aperitivos que nos revelan lo que va a venir después, o no. A destacar
en este grupo el Vermouth de Manzana y Acedera, correcta presentación,
incluido el sifón.
Los platos se abren paso con Piel de
Sardina y Kokotchas, con Coliflor, huevas de Arenque y Gel de Tomate.
Conjunción perfecta de productos inmejorables. Para ser el primer plato, el
listón muy alto.
A continuación Calamar Tibio con
Cebolletas en su tinta y Aceite Especiado, Fabes con Aguacate, Foïe y Ligero
Escabeche y Merluza con Huevo y Huevas y, Ensalada Licuada Fría, nos
mantienen la atención de una manera notable. Las fabes no podían faltar en
Asturias, pero eché en falta un poco más de sabor. Esto no es fácil sin borrar
el sabor de la fabes, a lo mejor con un escabeche no tan ligero… Aunque el Rock
and Roll vendría después.
Estamos “acostumbrados”, o no, a degustar
platos de los llamados de “Mar y Montaña”, en los que apreciamos a veces, la “simetría” de los elementos, o lo contrario
en otras, sus acompañamientos y el conjunto final. La mayoría fallan cuando los
hacemos interactuar bruscamente dando como resultado los dos extremos, que unos tapen a otros o
que los dos no digan nada. En el encuentro de Riñones de Lechal a la Brasa, su
Jugo Acidulado y Guisantes y Ventresca de Bonito con su escabeche, esto no
ocurre. La cocción correcta y la
potencia de los dos ingredientes principales se mantienen con sus texturas
diferentes, durante todos “los juegos” a los que les sometemos, no gana nadie,
lo hace el conjunto. Felicidades.
Riñones de Lechal a la Brasa, su
Jugo Acidulado y Guisantes y Ventresca de Bonito con su escabeche
Pero “los juegos” no terminaron, y con el
siguiente plato nos proponen el suyo. Con el Pichón Macerado en Algas con
emulsión de Kalamata, Hierbas de las Marismas y Crema de Sardina, nos hacen
“jugar” con el Maridaje. Dos vinos generosos D.O. Jerez. Uno La Bota de
Amontillado N.37 y el otro Amontillado Fino El Tresillo. El uno de Sanlúcar de
Barrameda y el otro de Jerez de la Frontera. La Marisma gana y aunque el pichón
se hace fuerte, un exceso de temperatura del fino al final de la degustación
del plato hizo desaparecer el sabor del producto. Prefiero el riesgo, y los
primeros encuentros entre el plato y su acompañante, la Marisma, merecieron la
pena.
Y “El Pitu”, qué se puede decir del Pitu de Celaya al
Estilo de Mi Madre con el Raviolis de sus Menudillos, pues ¡enhorabuena! Un
plato redondo, con una cocción justa y un acompañante digno, incluso el vino,
Escolinas Carrasquín 2011, sorprendente.
Pitu de Celaya al
Estilo de Mi Madre con el Raviolis de sus Menudillos
Yogurth, Guisantes, Albahaca y Limón,
fue una sorpresa, esperada en cierta medida. La Ensalada de Chocolate con
Granizado de Vinagre de Sidra y Guacamole, fue un colofón muy equilibrado a un
recorrido gastronómico en el que no supe encontrar el nexo de unión de todos
los platos. Pienso que en un menú gastronómico es muy importante el discurso
del chef. Con la carta, el cliente es el que se compone su propio “paseo”.
Ensalada de Chocolate con
Granizado de Vinagre de Sidra y Guacamole
El servicio fue esmerado y Juan Luis
García, @sumillermurcia estuvo a la altura.
Hasta aquí, una gran nota, pero en mi
humilde opinión, sentí mucho que se desaprovechara el comedor superior, y no se brindara a los comensales, que nos
juntamos en esa tarde, al final soleada, unos cuantos metros más de espacio,
en aras de la “Comodidad”, “Privacidad” y en definitiva de una tan deseable y
buscada “Excelencia”.
Follow @ChefClaudio1
No hay comentarios.:
Publicar un comentario