Con muchas ganas reservamos en este atractivo y nuevo restaurante
abierto por un interesante cocinero como Jesús Segura. Nos encontramos con un
local acogedor enfocado en su mayoría al tapeo distendido con mesas altas y una
amplia barra. El comedor, acogedor con motivos muy de la tierra.
De las tres opciones de menú nos inclinamos por la segunda. El Menú Tradicional, con
tres entrantes y un segundo a elegir entre carne y pescado, más postre. Los preliminares fueron perfectos,
te indican los platos que te van a servir, eliges el principal y te presentan
el aperitivo, para comer con la mano (lo que te hace recordar los primeros platos de Mugaritz). Un trozo de anguila ahumada sobre una hoja
de lechuga roturada con unas tiras de verduras, que haciendo un envoltorio
teníamos que mojarlo en un cuenco con una vinagreta muy suave y equilibrada, que
potenciaba a la anguila en su punto justo, un buen comienzo como se puede ver
en la foto.
A continuación llegaron los tres entrantes. Un "Micuit de Foie" con
unas setas en un suave escabeche, una "Ensalada de tomate y atún marinado con
una tierra de aceite de nuez", y para
terminar un "Guiso de judía verdina con pulpo" que dio calor al cuerpo, color
y olor a la mesa. Los tres platos generosos darían paso al principal. Por un
lado, la "Corvina en salsa de almejas con boletus": una buena porción de pescado
en su punto bien acompañado con una fusión muy equilibrada de dos texturas
similares pero muy diferentes. Por el otro, un buen trozo de "Carrillera de
ternera", bien trabajada a baja temperatura sobre un puré, demasiado denso para mí y unas verduritas muy FoodJoying terminaron
haciendo muy divertido el plato para disfrutarlo con los cinco sentidos.
El postre, único en el menú, sirvió para poner punto y final a una
gran comida, pero con el permiso de los famosos Petit-Fours, que como todo el
mundo sabe es el colofón de toda comida en cualquier restaurante que se precie.
En Trivio no faltaron, pero tampoco nos los merecimos todos. Según parece
solo se lo ofrecen al que toma café, infusión o a caso algún licor, así que uno
de los comensales se quedó sin los “trampantojos” de Jesús Segura. Al
final nos los repartimos como “buenos hermanos”.
Puede que con lo que nos quedamos de Trivio y lo que
trasmitimos es eso, el detalle final de los Petit-Fours. No es justo, es una
pena don Jesús.
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